El desarrollo exponencial del comercio electrónico o ecommerce durante la pandemia ha puesto en el punto de mira de los gobernantes esta nueva realidad y su impacto social. Pero ¿están las ciudades preparadas para tal aumento de la distribución urbana de mercancías? ¿Cuentan las empresas con las infraestructuras necesarias para sostener el incremento en el ritmo de demandas? ¿Y qué pasa con el impacto ecológico?

Durante los últimos años, hemos sido testigos de como la última milla se ha ido complicando más y más para el sector del Transporte y la Logística. Las políticas de medioambiente, las restricciones de tráfico o las Zonas de Bajas Emisiones son tan solo algunas de las razones que están obligando al sector a buscar alternativas para poder hacer frente al incremento de las demandas tanto de los consumidores como de los gobiernos locales.

En este contexto, y con ocasión del Plan de Movilidad Urbana 2024, el gobierno de Barcelona busca lograr una movilidad sostenible con políticas no siempre acertadas para el sector del transporte. Dentro de este Plan, también se incluyen propuestas para la distribución urbana de mercancías (DUM) a través de la creación de una microplataforma de DUM por distrito o la implantación de la tasa Amazon, una tasa de última milla urbana para las grandes distribuidoras.

Como ya analizábamos en nuestro artículo “La nueva pieza clave de la logística: los hubs urbanos”, la creación de microplataformas o hubs urbanos se ha erigido como una de las principales soluciones, tanto por parte de las compañías como de las administraciones, para mejorar la productividad de las empresas de transporte y para reducir el número de vehículos que circulan por el centro de las ciudades.

Sobre la implantación de una tasa a la última milla o tasa Amazon, como se está dando a conocer, el escenario se dibuja más complicado y difuso. Actualmente, este tipo de gravamen no se ha implantado en ninguna otra ciudad y jurídicamente plantea muchas dudas.

En principio, la tasa Amazon estaría basada en el uso del dominio público local del que se benefician económicamente este tipo de empresas, a modo similar de lo que ocurre con la tributación de las empresas de electricidad o gas.

Sin embargo, la realidad práctica de este posible tributo presenta todavía una mayor complejidad. ¿Cuál será el criterio para discernir si estas empresas actúan como vendedores o como intermediarios? ¿Cómo se va a evitar que los repartidores o los consumidores finales no vean repercutido el incremento de la tasa? O ¿Qué ocurre con otras plataformas o comercios online que sí tributan en España pero que tienen un volumen de negocio de mucha menor envergadura que estas grandes distribuidoras?

Sin duda, todavía son muchas las cuestiones que están en el aire sobre la tasa Amazon, pero lo que sí es seguro es que el sector Transporte y la Logística está atravesando una época de numerosos cambios normativos, tanto a nivel nacional y local como a nivel internacional, y que la movilidad sostenible va a jugar un papel decisivo en el nuevo futuro del sector.